13.5.06

Batalla en el cielo

La esperaba desde hace tiempo pero no fue sino hasta ayer que finalmente pude verla, me refiero a Batalla en el Cielo, la segunda película del joven cineasta y abogado mexicano Carlos Reygadas. Ya hace mucho tiempo que una cinta no me impactaba tanto y mi reacción se resume en tres palabras: entusiasmo, entusiasmo, entusiamo. Sí, mucho entusiasmo ante la que considero desde ya una obra maestra no solo del cine mexicano sino del latinoamericano en general. Una película de primer orden frente a la que sólo se pueden tener dos actitudes: o se adora o se detesta. No ignoro que muchos críticos han desmontado esta película y que durante el pasado festival de Cannes (edición 2005) hubo una gran polémica entre pro y contra Reygadistas. Valga ese hecho para señalar que la indiferencia frente a ella no cabe. Eso es algo que habla muy bien de la fuerza de su propuesta.

De ese film el Diario del Festival de la Habana del año pasado decía: “Es una recia bofetada a la mojigatería, a lo sensiblero, a los amantes de rosadas linduras, a quienes conciben el cine como un cuento cuyos personajes deben favorecer la identificación... se cuenta entre lo más desmesurado y fuera de códigos que ha producido el cine latinoamericano en los veinte años recientes". Concuerdo perfectamente con ese comentario, con la salvedad de que yo no hablaría de veinte años sino de cuarenta. Habría que remontar al Glauber Rocha de los años sesenta para comparar el impacto que Reygadas, con su cine, puede causar. Pero por supuesto que no se trata de lo mismo, aunque hay resonacias. Reygadas se nutre visiblemente de Tarkovsky (en su primera película Japón, eso es muy claro), pero también de Dreyer, de Antonioni, de Rossellini (en Batalla en el Cielo hay un hermosísimo paralelismo con la escena culminante de Stromboli), de Bresson (por el tipo de dirección de actores) y probablemente de un cineasta contemporáneo como el francés Bruno Dumont. Por otra parte, los maestros del cine documental como Wiseman o Depardon no están ausentes de su paleta y si no los conocía sin duda Reygadas los reinventó dentro del formato de una película de ficción. Sin embargo, más que hacer una especie de milk-shake de estilos, de Japón a Batalla en el Cielo Reygadas ha sabido irse forjando un lenguaje propio que le imprime un sello muy particular a sus películas y que lo ubica, desde ahora, entre los cineastas más importantes de su generación a nivel mundial.

No recuerdo quien decía que desde el primer plano uno ya podía apreciar la calidad de una película. Sin embargo, he podido comprobar en más de una ocasión la justeza de esa afirmación. Batalla en el Cielo no es la excepción: la película se inicia nada menos que con una felación que le hace una hermosa joven a un hombre muy pasado de kilos. Pero no hay ahí la más mínima gota de pornografía. De la impresión de repulsión inicial aquello se vuelca, al final de la escena, hacia una forma de poesía pura. Una inyección de carburante que lanza la cinta hacia delante en un movimiento ascendente cada vez más difícil de contener. Aunque podría decir mucho, no adelantaré nada sobre el desarrollo de la película ni haré ninguna exégesis de contenido o estilo. Sencillamente diré que me produjo verdaderas y profundas emociones y por ello quiero recomendarla como una de las películas más importantes que yo haya visto de la cinematografía latinoamericana. Eso sí, prepárese porque lo que verá será muy diferente de la bazofia a la que nos tiene acostumbrados el cine hollywoodense y que lamentablemente muchos cineastas latinoamericanos han comenzado a copiar con peores resultados.

No hay comentarios.: