27.2.07

Inconciencia e imaginación

A los seres vivos les son dados, en el transcurso de sus vidas, dos instrumentos para enfrentar el problema de la muerte: los humanos contamos con la imaginación (fe, arte, etc.) y todas las demás criaturas dispondrían de la inconciencia (suponemos de forma algo precipitada). En problemas estará quien siendo lúcido no escuche la voz de su imaginario o al menos el de otros. Esos por lo general recurren a algún tipo de tóxico que les haga perder conciencia, la rotunda conciencia de su propia desaparición.

18.2.07

Hacer mucho y hablar poco

La óptica de mi cámara video es de la marca alemana Leica. Eso no es muy usual en el mundo del video porque Leica es ante todo una marca mítica del universo fotográfico. Solo que desde hace cierto tiempo Leica y Panasonic se asociaron y ahora algunas de las cámaras video fabricadas por la firma japonesa vienen equipadas con los objetivos alemanes. Y no es que me importen mucho las marcas en sí, pero si hablo de ellas es porque después de leer el artículo que trascribo a continuación pienso que Leica es ya solo una buena marca sino, ante todo, una marca con “buen karma”. Y en esa medida me siento contento de ver el mundo a través de sus ópticas cuando estoy filmando. Esto puede sonar extraño o a publicidad barata, pero si tienen la paciencia de leer el artículo tal vez lleguen a compartir mi punto de vista. En todo caso se enterarán de una conmovedora historia.

LA LIBERTAD EN EL OBJETIVO


El 12 de febrero de 1938, a las 5 de la madrugada, Kurt Rosemberg sube corriendo al puente del “Hansa”, un transatlántico proveniente de Hamburgo que se dispone a acostar en los muelles del Hudson. Él tiene 22 años. Él es judío alemán. Con su cámara Leica quiere inmortalizar los rascacielos de Manhattan que lo maravillan en un alba tan prometedora. Él ha huido del nazismo, él comienza una nueva vida. Lamentablente la luz es muy débil y no podrá tomar la foto.

¡Pero qué importa! En su bolsillo lleva –es lo esencial- una carta de recomendación. Se presenta al almacén Leica, en la 5ª avenida, donde es contratado como reparador. Al día siguiente el servicio de aduanas viene a importunarlo, a pesar de que sus papeles están en regla.

Los Estados Unidos de la pre-guerra y de la post-depresión no tenían muchas consideraciones hacia los inmigrantes. Por su bien, y el de su patrono, Kurt será enviado a San Francisco.

Como Kurt, varias decenas de refugiados, hombres y mujeres, desembarcan en la 5ª avenida a finales de los años 30. Ahí son recibidos por Alfred Boch, director de la tienda de Nueva York. No traen dinero, pero llevan al cuello su único tesoro -comercializable en todo instante-: una flamante Leica completamente nueva. Ellos son alojados y alimentados en el Great Norther Hotel de la calle 57, antes de que se les ofrezca trabajo en una fábrica o un laboratorio dispuestos a utilizar sus conocimientos.

Estos sobrevivientes del nazismo, prometidos como muchos judíos alemanes a una muerte probable, fueron salvados en gran secreto por uno de los más importantes industriales alemanes, Ernst Leitz, heredero de la empresa que revolucionó la fotografía al inventar la Leica.

El guión de estos discretos salvamentos estaba bien desarrollado. Ernst Leitz contrataba un joven judío y lo hacía beneficiario de una formación más o menos larga en la fábrica familiar de Wetzlar, al norte de Frankfurt. Bajo un pretexto profesional, el aprendiz recibía luego un pasaje para New York pagado por el patrono, cartas de recomendación redactadas por sus colaboradores y una visa obtenida por la empresa. Sin olvidar por supuesto la indispensable cámara.

Este episodio humanitario, por mucho tiempo desconocido, fue revelado y reconstituido por Frank Dabba Smith, un rabino de origen estadounidense que vive en Londres. Según sus cifras, Ernst Leitz ayudó a entre 50 y 60 personas a huir de la Alemania nazi. También permitió, por su intercesión, a unos veintitrés judíos o cónyuges de judíos obligados a permanecer en el país, el poder escapar del rigor de los “castigos” que el régimen hitleriano había decretado en su contra. Por supuesto, esto no es comparable en número con la “proeza” de Oskar Schindler, el industrial de los Sudetes que salvó de la muerte a mil doscientos judíos poloneses. Pero los riesgos corridos por Ernst Leitz fueron del mismo orden.

¿Quién es este hombre tranquilo, humilde, valiente, respetado y amado por sus empleados? Es primeramente el heredero de una tradición moral, arraigada en fuertes convicciones protestantes. Su padre, Ernst I, fue un patrono progresista que instauró, en su empresa, uno de los primeros sistemas de seguros contra enfermedad. Nacido en 1878, Ernst II quedó muy joven huérfano de madre. Fue reclutado por su padre en 1906 y entonces se promete a sí mismo aprenderse el nombre de cada empleado. En 1923, luego de la muerte de su padre, la hiper-inflación es terrible en Alemania y expande la miseria. Ersnt acuña en Wetzlar una moneda paralela que permite a los obreros comprar la comida que él importa de Dinamarca.

Este rico patrono es de porte modesto. Lleva siempre el mismo sombrero y nada más tiene tres trajes. Su simplicidad es legendaria. En la puerta de su oficina hace inscribir: “entre sin tocar”. Su único lujo es una hermosa casa, “Haus Friewart”, donde vive, con su familia, sobre una colina cercana a la fábrica. Es una villa de piedra blanca con un pórtico y una “loggia”, construida y amueblada en el estilo “Art Nouveau” por el gran arquitecto Bruno Paul. Este hombre accesible y caluroso, que vive austeramente, es un demócrata auténtico. En 1933, año de la llegada al poder de Hitler, Ernst Leitz se presentó como candidato a las elecciones en las filas del ex partido liberal de izquierda, DDP, fundado en otra época por el industrial judío Walter Rathenau. Él critica fuertemente a los nazis, comparándolos con “monos pardos”.

¿Porqué Erntz Leitz salvó judíos arriesgando su propia vida? Estando vivo, Ernst Leitz mencionó una sola vez este episodio que durante mucho tiempo permaneció en la sombra. En un documento que leyó en 1947, en Wetzlar, delante de un tribunal encargado de la desnazificación (que lo absolvió en razón de los innumerables testimonos a su favor) él simplemente subrayó que sus actos provinieron de una “actitud profundamente democrática”. Para su nieto, Knut, que conserva de su abuelo un recuerdo emotivo, la explicación es simple: “Él odiaba ver el sufrimiento de las gentes”. El rabino Frank Dabba Smith compara la resistencia, tenaz y secreta, de Ernst Leitz al comportamiento de los viejos judíos, fieles al lema “hacer mucho y hablar poco”. Ernst Leitz pudo dar libre curso a su altruismo eficaz entre 1933 y “la noche de los cristales rotos” (9 de noviembre de 1938), que marca el inicio de los “pogroms” y las deportaciones de judíos. Más allá de esa fecha, él continúa, pero con dificultad. Solamente el cierre de las fronteras alemanas, luego de la invasión de Polonia, el 1º de setiembre de 1939, pone un término forzado a sus acciones.

Si fue llevado a juicio después de la guerra, es porque en 1942 fue obligado a tomar una decisión dolorosa: Adherir al partido nazi. Las autoridades del Reich lo habían amenazado, si rehusaba, de expropiarlo y de despedir a los ejecutivos de su empresa. Él cedió, explicaría más tarde, para “evitar el escenario más extremo”.

La acción de Ernst Leitz no habría sido posible si la existencia de una pequeña maravilla técnica: La Leica. Perfeccionada por el ingeniero Oskar Barnack, y lanzada en 1925 en la feria de Leipzig, este 35 mm es a la vez un objeto de fácil uso y de alta calidad. Gracias a su enorme éxito, el Leica hizo la fortuna y la reputación de la fábrica Leitz, considerada estratégica para el Reich. En ella se fabricarán toda clase de aparatos para el ejercito y la aviación alemana, incluso el sistema de navegación de los cohetes V2.

La Gestapo estaba más o menos al tanto de las actividades secretas de Ernst Leitz. Pero si no lo arrestó es porque Hitler tenía una extrema necesidad de las devisas que aportaban los productos Leica. Los nazis sabían también que la calidad y la cohesión de la fábrica no sobrevirían si su dueño era detenido.

En cuanto a Kurt Rosember, una vez instalado en Estados Unidos, pudo saborear su hobby, la fotografía. Dejó unos mil clichés, de los cuales algunos habían sido tomados desde su partida de Wetzlar y durante su travesía del Atlántico. En 1943 se presentó como voluntario al combate. El 20 de abril de 1944, el navío que lo trasportaba fue torpedeado en el Mediterraneo. Murió junto a otros quinientos soldados estadounidenses. Acababa de cumplir 28 años.

Jean Pierre Languellier

Artículo aparecido en Le Monde el 17 de febrero del 2007
Traducción: Eugenio García

16.2.07

Electronic Moon Nº 2

Poesía hecha video por Nam June Paik y Claude Debussy.

Inversiones

En este mundo patas para arriba muchos se escandalizan viendo a dos mujeres o dos hombres que manifiestan su amor o su deseo besándose en la vía pública o en la televisión, pero el que dos tipos se den de trompadas en media calle (y aún en un ring) es visto como la cosa más normal e incluso muchos padres alientan a sus hijos a eso.

15.2.07

El conveniente nihilismo

Se lo escuché un día de estos al poeta francés Alain Jouffroy: "el nihilismo se ha convertido en una moda mercantil, aquel que no es nihilista no tiene ningún éxito."

De repente me explico el cinismo hueco de los poetas que no leo, la barbarie de los ególatras, la luz engañosa de ciertas luminarias, la acidez artera de quienes se desterraron en su oscurantismo... y entiendo de paso su rotundo éxito.

10.2.07

Norman McLaren y Cuadernos de Cine

El amigo Phiblógsopho ha incluido en su blog un post conteniendo varios trabajos de Norman McLaren, cineasta de animación escocés (pero cuya carrera se desarrolló en Canadá principalmente) . Post altamente recomendado.

También quiero llamar la atención sobre el sitio que el mismo Phiblógsopho mantiene llamado "Cuadernos de Cine" (¿Un homenaje a la revista francesa Cahiers du Cinéma?). Ahí se pueden encontrar interesantes posts referidos al cine. La idea es que se nutra de la colaboración de personas interesadas. Esa es una alternativa bastante democrática a ciertos blogs de cine que funcionan en circuito semi-cerrado.

7.2.07

Plumaje color de noche

Otra joya en la corona de mi diva preferida... Barbara interpretando "El águila negra" (que no es el himno de la cerveza Imperial).

6.2.07

Barbara

Hace unos años me tocó ver una emisión televisiva en Francia que me sacó las lágrimas: Era sobre la cantante Barbara (así, sin tilde, aunque en realidad se llamaba Monique Serf) interpretando "Il pleut sur Nantes", canción en la cual narra la historia verídica de cómo llegó tarde para despedirse de su padre cuando éste, agonizante, la mandó a llamar luego de años de no verla (con causa, porque al parecer había abusado de ella siendo niña). Hoy me encontré en YouTube una versión bastante parecida a la que yo había visto y de nuevo me sacó las lágrimas. Barbara es para mí la más grande, ninguna otra cantante llega a conmoverme tanto como ella lo hace, en ninguna otra encuentro una musicalidad similar, ni tal belleza de canciones (casi todas de su autoría), ni una voz tan particular y hermosa. Con decirles que tengo un ipod abarrotado de Barbara, como un expendio de droga musical.

Espero que pronto le hagan una película a ella como se la hicieron a Edith Piaf que también me encanta, pero no tanto como Barbara... Es más, sospecho que estoy enamorado de ella, aunque no entiendo cómo puede uno estar enamorado de una muerta que en otro momento jamás hubiera conocido. Misterios de la música que no someteré a ningún psicoanalista.

2.2.07

Antes que partieran los viejitos

Todos los viejitos se me han ido yendo uno tras otro: Hace dos años murió mi padre a la edad de 92 años y el domingo pasado murió en casa mi abuelita materna, la única que me quedaba. Tenía 104 años y en su larga vida, en gran parte transcurrida en el campo, le tocó criar con muchas privaciones a una camada de 19 hermanos (entre propios y ajenos).

En el 2004, cuando tanto mi padre como mi abuela vivían, los filmé. Luego dejé por ahí los "rushes", hasta esta semana en la que decidí hacer un pequeño montaje de ese material para compartir recuerdos con familiares y amigos. Este es el resultado (disculpando la mala calidad de las compresiones de YouTube):

Ladislaw Starewics

La evadida (es con cariño el mote) gentilmente me ha indicado un sitio donde se pueden ver dos cortos de animación de Ladislaw Starewics, cineasta ruso de los albores del cine que no conocía. Pues bien, ahora puedo decir que su trabajo es sencillamente asombroso. Hay que ver la delicadeza de sus animaciones con insectos, cómo cada gesto adquiere vida, cómo hasta el viento es significado por el movimiento que da a los trajes de sus personajes (por ejemplo los del San Nicolás en "The Insect's Christmas" de 1913). En "The cameraman's revenge" (1912) es interesantísimo cómo llega incluso a hacer cine dentro del cine de animación. Ese debe ser uno de los primeros ejemplos cinematográficos de "mise en abîme" de su propio dispositivo. No dejen de verlos porque además son peliculitas con mucho encanto.
En ese sitio además se pueden ver gran cantidad de películas de otros cineastas usualmente calificados como "experimentales". Es muy interesante, hay que recorrerlo. Muchas gracias escargotina.