La violencia del cobarde
Al pan pan y al vino vino. No entiendo porque se le llama violencia doméstica, violencia de género o violencia contra la mujer, a la cobarde violencia que ejercen ciertos individuos, quienes aprovechándose de la relativa debilidad de sus víctimas y de la intimidad del hogar, agreden a sus compañeras y también a su prole (sin distinción de género). Para mí todos aquellos términos son insuficientes o poco precisos, son eufemismos, términos políticamente correctos ideados con cautela para no herir ciertas susceptibilidades.
Violencia machista, violencia masculina o violencia del hombre no me parecen tampoco mejores, porque a los ojos del agresor, no hay nada en ellos que haga ver la anormalidad o bestialidad de su violencia de una forma contundente. A esta cosa hay que ponerle un calificativo fuerte. Por ser poco imaginativo, a mí se me ocurrió eso de violencia del cobarde, pero otros más inspirados que yo seguramente encontrarán los términos adecuados para describir esta cotidiana barbaridad de consecuencias tan trágicas.
(Nota: para todo lo que son análisis, números, estadísticas y testimonios los remito a Google).
Actualización al 26 de noviembre: Es sintomático que ayer, mientras se celebraba precisamente el Día Internacional contra la Violencia de Género, un hombre le propinara 17 puñaladas a su ex-compañera y que la jueza que se ocupó del caso lo dejara en libertad, como si nada hubiera pasado.