11.10.06

Devolver el silencio

Es como si tanta palabra intrascendente tratando de salvarse del olvido al que otros y yo mismo las habíamos condenado hubiera terminado por enfermarme. Es como si la palabra trascendente de otros me hubiera escrito la receta de la cura. Y ésta, como suele ocurrir con las indigestiones, la estoy alcanzando gracias a un gran vómito. No una amalgama de alimentos ingeridos y jugos gástricos, sino una devolución del silencio.

“Volver al silencio” podría ser un hermoso refrán para una campaña política. Pero también lo es “devolver el silencio”. En un tiempo de absoluta vulgaridad que se manifiesta de las formas más diversas e insidiosas, esa hoja de ruta me parece la única digna de ser seguida, en todo caso es la senda que me conviene personalmente. Por ello, estimado lector o lectora, está usted leyendo mis últimas palabras en este blog ya que he decidido volver al silencio, como se vuelve a la tierra a cultivar frutos.

El blog quedará como un puente hacia otros sitios que hasta el momento he frecuentado así como hacia mis otros dos blogs que seguirán funcionando a ritmo pausado: Cosas de Jota y Tinta y Luz. Sin embargo, este último será dedicado en lo sucesivo únicamente a la fotografía, será en estricto sentido un fotoblog. La imagen es muda y pienso que, contrariamente al conocido refrán, no es que ella tenga la capacidad de decir más que mil palabras. No, no dice una sola… Es puro silencio, un silencio que no es ni mejor ni peor que cualquier charanga, pero que, al igual que la muerte, no emite ni medio decibel.

Gracias a los que se acercaron, gracias a los que me leyeron, gracias a los que comentaron o me enlazaron, gracias en especial a Julia que me alentó en esto del blogueo… Perdón a los que se durmieron y no soñaron. Ciclos del Sueño termina aquí porque algún día hay que despertar.

1.10.06

Breves reportes

Leí por ahí que el concierto que dio Madona en Amsterdam el mes pasado estuvo a punto de ser anulado por una falsa alerta de bomba. Lo increible del caso no es que el autor de la alerta fuera descubierto porque llamó de su propio celular (lo cual es más bien risible), sino porque se trataba nada menos que de un cura de 63 años. Esto ilustra bastante bien que hay intolerantes de todas las religiones, edades, peligrosidades.... e IQs.

El pasado 20 de setiembre murió el gran maestro de la luz... Sven Nykvist, director de fotografía de parte importante de las películas de Ingmar Bergman. Su filmografía es realmente impresionante e incluye obras maestras tales como Persona, Gritos y Susurros, Sonata de Otoño (todas de Bergman), El Sacrificio (de Andrei Tarkovsky) y Crímenes y Delitos (de Woody Allen), entre muchas otras. Es sin duda una gran pérdida y la noticia de su muerte me ha realmente entristecido. Junto con Nestor Almendros y Henri Alekan era para mí un grande entre los grandes. Lamentablemente para los tres la luz de este mundo ya se ha extinguido.

En el último post incluí una toma para un video que dicho sea de paso terminé anteayer. Sin embargo, no podía saber que solamente cuatro días después de que lo pusiera aquí, la cámara con que la filmé iba a ser sustraida sin efracción de las instalaciones de la productora para la cual suelo trabajar como “free lance”. Aunque no era mi cámara personal, sino la de la empresa, me perturbó mucho ese evento porque los delincuentes se metieron en mi oficina solamente unos minutos antes de que yo llegara y se la llevaron junto con aditamentos tales como lentes, baterías y micrófonos. Fueron miles de dólares en pérdida, pero dichosamente el equipo estaba asegurado. A pesar de ello eso nos ha traido inconvenientes y atrasos diversos. Además, me horroriza imaginar la forma chambona en que su ilegítimo dueño subsiguiente pueda manipular un instrumento de tanta fineza y precisión. Moraleja terrible que no quisiera nunca aprender: Desconfiar mucho de los visitantes desconocidos que encuentran mil y un ardides para hacer de las suyas. En nuestro caso entraron a la empresa sin problema alguno haciéndose pasar por técnicos en telefonía. A nadie se le ocurrió sospechar nada porque casualmente sí había una línea de teléfono que había que arreglar... justamente en mi oficina. Además, se conjugaron factores absurdos como el hecho de que no había papel higiénico en el baño y la jefa mandó al guarda a ponerlo justamente cuando estaba vigilando a los visitantes. Fue durante los cinco minutos que no les puso el ojo que audazmente se llevaron la cámara.

El miércoles pasado fue mi cumpleaños (43). Google me felicitó antes que mi propia madre porque cuando abri el buscador temprano por la mañana vi que una de las O tenía forma de pastel de cumpleaños. No negaré que el robot googliano que hizo esa trasformación especialmente para mí me sacó una sonrisa... ¡Qué patético!