25.5.10

Músico pagado por adelantado...

La continuidad se ha establecido perfectamente entre dos gobiernos sucesivos: uno sale con un canciller que antes de dejar su cargo se autonombra embajador ante la ONU para el siguiente período; y otro entra con unos diputados oficialistas -secundados por sus rémoras políticas- que no más cruzando la puerta de la asamblea se auto recetan un aumento salarial astronómico. Lo que hay es pues continuidad en la desfachatez de buena parte de nuestra clase gobernante y así ha quedado en evidencia que ésta piensa primero en sí misma y que manejan las instituciones estatales como si fueran su feudo.

En el caso de los diputados la desfachatez está coronada por lo que podría calificar de un ánimo de tentar cuasi diabólico: se ha dicho que los diputados podrán o no recibir el aumento si así lo quieren. Es decir, el bando ganador no es que conceda a quienes se opusieron una vía de honor para mantener en alto su buena conciencia, sino que tira a la cara de los perdedores un reto con una cáscara de banano. Si aceptan el salariazo, en el mejor de los casos le estarían dando la razón a quienes lo gestionaron (y en el peor estarían evidenciando que no eran tan íntegros como parecían al oponerse… pero esto los oficialistas no lo dicen porque los delataría como lo que son) y si no lo aceptan, pues sencillamente se consuma la injusticia de que dos legisladores ganarían de forma muy desigual por un trabajo semejante. Esto es escandaloso. Los imagino riendo en los pasillos de la asamblea del éxito de su torcida maniobra y hasta justificándola cínicamente, con el argumento de que finalmente el costo no será tan alto para el país porque de todas formas una parte de los diputados no se acogerá al aumento (aunque seguramente deban renunciar a la gasolina y otras golosinas). Pero además, poco se ha hablado de lo que esto le costará no solo durante la presente legislatura, sino en el futuro y tomando en cuenta pensiones y demás.

Músico pagado por adelantado no toca buen son. La sabiduría popular a entendido que el valor de un trabajo debería estimarse por sus resultados, sin embargo nuestros legisladores, aún antes de mostrar que han sido buenos diputados, prácticamente se han doblado el salario. Está claro pues que ciertas veces la continuidad solo garantiza la peor tonada.