D...
Hay que probar quitarle el nombre a todo. Cometer linguicidio puede resultar sano y no es pecado. Hay que probar al menos una vez en la vida para darse cuenta de que es majadero eso de querer nominar y glosar sobre cada objeto o ser, sobre cada fenómeno y cada estado anímico. Entonces uno se da cuenta de que nada deja de existir por el simple hecho de no nombrar las cosas y tal vez hasta termina mirando con más claridad en la profundidad de lo existente y de lo inexistente. Aunque naturalmente también se da el caso de que alguno tenga la secreta intención de precisamente no mirar nada y use para ello el velo del lenguaje.
Ya sé que de hecho me estoy contradiciendo, porque uso un sistema lingüístico para decir esto que digo. Pero precisamente, la contradicción surge del nombrar. Además, también sé que en determinadas circunstancias llamar las cosas por su nombre puede incluso ser vital, pero no estoy aludiendo a esos casos. Así que le propongo el silencio. Desbautice, desno.., des… d… …
PS.
Este blog se quedará en silencio por un tiempo, no porque necesariamente esté aplicando lo que digo, sino porque sencillamente me voy de viaje.
Ya sé que de hecho me estoy contradiciendo, porque uso un sistema lingüístico para decir esto que digo. Pero precisamente, la contradicción surge del nombrar. Además, también sé que en determinadas circunstancias llamar las cosas por su nombre puede incluso ser vital, pero no estoy aludiendo a esos casos. Así que le propongo el silencio. Desbautice, desno.., des… d… …
PS.
Este blog se quedará en silencio por un tiempo, no porque necesariamente esté aplicando lo que digo, sino porque sencillamente me voy de viaje.