26.4.08

D...

Hay que probar quitarle el nombre a todo. Cometer linguicidio puede resultar sano y no es pecado. Hay que probar al menos una vez en la vida para darse cuenta de que es majadero eso de querer nominar y glosar sobre cada objeto o ser, sobre cada fenómeno y cada estado anímico. Entonces uno se da cuenta de que nada deja de existir por el simple hecho de no nombrar las cosas y tal vez hasta termina mirando con más claridad en la profundidad de lo existente y de lo inexistente. Aunque naturalmente también se da el caso de que alguno tenga la secreta intención de precisamente no mirar nada y use para ello el velo del lenguaje.

Ya sé que de hecho me estoy contradiciendo, porque uso un sistema lingüístico para decir esto que digo. Pero precisamente, la contradicción surge del nombrar. Además, también sé que en determinadas circunstancias llamar las cosas por su nombre puede incluso ser vital, pero no estoy aludiendo a esos casos. Así que le propongo el silencio. Desbautice, desno.., des… d… …

PS.
Este blog se quedará en silencio por un tiempo, no porque necesariamente esté aplicando lo que digo, sino porque sencillamente me voy de viaje.

17.4.08

Non credo artístico

Cierto día me dió por hacer un listado de las cosas en las que no creía con respecto al arte y la creación. Supongo que parte del propósito que tenía era el de desmitificar frente a mí mismo algunas de las aseveraciones que se escuchan por ahí con respecto al fenómeno artístico en nuestro país. El resultado fue una especie de "Non credo" en 20 puntos y ya que estos días se celebra el Festival de las Artes, pues tal vez el momento sea oportuno para compartirlo.

1-No creo, como lo escribió Carlos Cortés en la primera frase de su novela Cruz de Olvido, que en Costa Rica “no haya pasado nada desde el big bang”… ha pasado y mucho, pero lo que más pasa es que muchos no quieren verlo o investigarlo.

2-No creo que nuestro país carezca de condiciones apropiadas para producir grandes obras.

3-No creo que el sufrimiento y el dolor sean condiciones sine qua non para producir una obra artística de valor y profundidad.

4-No creo en quienes envidian las tragedias por las que han pasado otros países centroamericanos como un pretendido trampolín para producir obras “mayores” y “significativas”.

5-No creo que lo “mayor y significativo” deba serlo forzosamente para un “mercado internacional”.

6-No creo que la consagración de un artista en un mercado internacional sea necesariamente sinónimo de que se trata de un gran artista. Eso se trata más bien de un gran mito.

7-No creo en la división entre grandes y pequeños artistas. Todos pueden tener mejores y peores momentos.

8-No creo en quienes mercantilizan el arte ciegamente.

9-No creo en quienes sacralizan el arte visionariamente.

10-No creo en las poses de quienes nos atosigan con ínfulas “postmodernistas”, así como con estéticas “alternativas” que solo son un reflejo de sus propias neurosis, de sus derruidas ideologías o bien de su pobreza espiritual.

11-No creo que los excesos de todo tipo (alcohol, sexo, drogas, etc.) sea algo intrínseco a la personalidad creadora.

12-No creo que la personalidad egocéntrica y excesiva de muchos artistas sea algo bueno ni para ellos ni para su arte.

13-No creo que tener “buenos sentimientos” sea esencial para producir buen arte.

14-No creo que el arte sea “lo máximo”.

15-No creo que “lo máximo” sea representable y transmisible artísticamente.

16-No creo en el estatus absoluto de “lo máximo”.

17-No creo que definir qué es arte sirva para entender mejor a qué me refiero.

18-No creo que lo denegatorio, tanto en arte como en este “non credo”, sea forzosamente negativo y poco propositivo.

19-No creo que lo propositivo sea forzosamente fértil, como tampoco lo es lo denegatorio.

20-No creo tener intenciones de desarrollar ninguno de los 19 puntos precedentes (aunque eventualmente pueda aumentarlos o recortarlos). Ellos son simplemente el resultado de mis convicciones actuales… de mi fe… y obviamente cada cuál es libre de compartirlos, ignorarlos o discutirlos. Por lo demás, no creo que ellos revistan mucha importancia y ni siquiera a mí me obligan.

Enpintado

Hace unos días salió publicado en el blog Pintico de nuestra amiga Julia Ardón una entrevista que ella me hizo recientemente. Confieso que al principio tuve algunas reticencias porque no me considero alguien particularmente interesante como para que me hagan entrevistas, pero cuando ella me explicó que la cosa no andaba por ahí, sino que más bien tenía el propósito de lograr un acercamiento y mejor conocimiento de las personas como tales, sin entrar en consideraciones de si eran famosos o no -o cosas por el estilo-, pues entonces la idea me pareció y acepté el reto. El resultado está aquí por si quieren darse la vueltita y leer además otras entrevistas. En todo caso le agradezco públicamente a Julia su invitación y sobre todo la iniciativa y propósito de su nuevo blog, que sin duda contribuye mucho a tender puentes.

10.4.08

Sobre un comentario en este blog

En un comentario a mi anterior post el señor Fede Castro lo calificó de “acrítico” (honor exagerado me hace porque ya quisiera ser yo verdadera y completamente acrítico), se preguntó a qué se debía tal manifestación de solidaridad de “los ricachones” (de Hollywood) por una figura “cercana de Estados Unidos” (el Dalai Lama). Como fundamento de su comentario me envió a leer una página que resume algunas de las principales acusaciones que se le hacen al Dalai Lama y de las cuales es posible tener noticia en la Red. La principal y más grave es que ese líder sería una ficha de la CIA, como si eso significara algo luego de casos tales como el del comandante Massoud, combatiente afgano moderado que fue apoyado por la CIA mientras estuvieron los rusos en Afganistán, pero que luego fue abandonado por los gringos cuando entraron los talibanes (abandono del cual supongo luego se arrepintieron). Pero el Dalai Lama no es Massoud ni el Tíbet Afganistán, ni los tiempos los mismos. Además, con relación a este último aspecto, el del tiempo, es interesante notar como muchas de esas acusaciones remontan a hechos supuestamente acaecidos entre los años 50 y 60 y que de todos modos se explican de forma muy confusa.

Tal vez por no entender muy bien que tenía que ver Hollywood con mi post, confieso que hice una primera lectura rápida de la página sin prestarle mucha atención a sus respectivos links y en términos generales la encontré bastante panfletaria. Luego, con más tiempo, volví a ella y me dediqué a revisar minuciosamente sus enlaces, los cuales conducen a otras páginas con artículos que supuestamente fundamentan lo que ahí se afirma.

Sin ser un especialista sobre el Tíbet, sino un simple simpatizante de la causa de los derechos humanos y del budismo en general, tengo la impresión de que muchas de las cosas que se dicen sobre ese país (que fue una sociedad feudal y esclavista; regida verticalmente por una casta religiosa dedicada a imponer pesados tributos a su pueblo; que ahí eran desconocidos los conceptos de derechos humanos y de democracia –lo que a todas luces sigue siendo el caso-, etc.) se dicen desde una perspectiva estrictamente occidental que no tiene para nada en cuenta su trayectoria histórica ni el sentido de sus particulares costumbres. Estamos demasiado acostumbrados a usar de nuestro propio rasero y olvidamos los contextos y el pensamiento de cada pueblo. Por ello mil y un veces hemos visto como el hombre occidental ordinario se ha dedicado a ver con mirada altiva y superficial a otras sociedades consideradas más retrasadas. Ocurrió con los indígenas americanos, con los pueblos africanos, con los polinesios, con los esquimales y así sucesivamente. En realidad, si uno quiere hablar de pueblos tradicionales, deberíamos hacerlo de modo más científico, casi tal y como lo haría un antropólogo o sociólogo moderno, y aún así posiblemente sea difícil desarraigar ciertos prejuicios en los que incurre la ciencia, lo cual deja claro que la objetividad perfecta es una ilusión. Por otro lado sería bueno no olvidar que todo cambia, como dice la canción. Incluso lo que podría ser un eventual Tíbet libre -o al menos autónomo- en los próximos años, inevitablemente va a ser muy diferente del Tíbet tradicional. Durante mucho tiempo el Tíbet estuvo cerrado y el mismo Dalai Lama ha reconocido eso como un error. Tal vez lo bueno de la opresión que ha sufrido ese país es que lo ha proyectado internacionalmente de un modo que de otra forma no hubiera sido posible y ¿por qué no decirlo?, porque también le ha traído cierto “progreso” valioso, por ejemplo escuelas y hospitales.

En esos artículos también se hacen algunas afirmaciones sobre el Dalai Lama, algunas de las más graves son estas: Que fue utilizado y pagado por la CIA como ya referí; que expolió a su pueblo y finalmente abandonó sus reclamos de independencia; que apoyó la guerra de la OTAN en Yugoslavia; que sería tan conservador como el Papa etc. Cada acusación merecería un examen particular, pero no soy yo quien lo va a hacer porque sencillamente no tengo todos los elementos a mano para hacerlo –tales como libros que no se consiguen ni por internet y documentos que solo oscuros escritores afirman que existen- y porque intuyo que en el mejor de los casos de todos modos el resultado sería estéril. Yo prefiero no focalizar sobre esos aspectos sino más bien escuchar las enseñanzas del Dalai Lama y tratar de ponerlas a prueba. A mí me basta con saber que no vienen de un dios, sino de un ser humano sometido a error como cualquiera. En repetidas ocasiones él mismo ha reconocido algunos de ellos, pero no sé si se ha referido a los cargos arriba citados. Solo sé que en su autobiografía habló de un rol que efectivamente jugó la CIA en el Tíbet en los primeros años de la guerra fría. Por esa razón, más que aferrarme a una imagen endiosada, monolítica, inmutable y pura, pero a la vez vacía de su persona, me quedo con la imagen del guía espiritual inmerso en el huracán de la historia, que ha logrado madurar en circunstancias adversas y que con los años ha sabido amplificar con su propio ejemplo el mensaje contenido en las enseñanzas budistas. Lamentable y paradójicamente esto es lo que menos se retiene de su figura. Se habla de él, se le alaba o se le critica, pero por un lado se desconocen los condicionamientos de su vida y por otro se ignora por completo el mensaje que vehicula. Nunca se me olvida la última vez que vino aquí y luego de dar una larga y detalladísima charla sobre ciertas enseñanzas budistas, la gente quiso seguirlo dentro de otro recinto más pequeño donde no todos cabían. Lo más triste es que ese mismo público que lo acababa de oír hablar de moderación y de paz actuaba incluso con violencia verbal y hasta física para lograr su propósito. Es decir, muchos dentro del público no habían entendido ni papa. ¿Qué se puede esperar entonces de quienes sólo ven los aspectos más superficiales del líder político?

Entonces lo que yo pediría a quienes lo acusan es que se familiaricen en profundidad con su mensaje. Tal vez entonces aprendan a amarlo y respetarlo… o al menos a entenderlo mejor. También pediría que tomemos con pinzas las distintas cosas que se dicen en la Red. No me extrañaría que muchas de estas páginas sean en realidad páginas de propaganda patrocinadas de algún modo por el gobierno chino, quien ha sido el primero en tratar de desprestigiarlo. O por lo menos que sean páginas administradas por individuos o grupos con intereses parecidos a los de los chinos. Una de las que más me llamó la atención es la de “Workers World”. Casual y significativamente en su logo hay una gran estrella roja y su lema es “trabajadores y pueblos oprimidos del mundo: uníos”… se entiende pues cual es su filiación. En uno de sus artículos se dice lo siguiente:

“Tibet and Tibetan Buddhism would have been of little interest to U.S. or British imperialism had it not been for the great Chinese Revolution, which swept away all the old, corrupt feudal society.

This was a revolution that involved mass movements of millions of poor peasants organizing to distribute the land and throw out the old landlords. This great social upheaval unleashed the creative energy and participation of a quarter of humanity. Yet the Western media instead glorifies the old Tibet.” (la negrita es mía)

Visiblemente entonces hay una gran admiración por la Revolución China, que como toda revolución ha tenido sus nobles conquistas, es justo admitirlo. Pero de reconocerlas a ensalzar unívocamente todas sus actuaciones y concomitantemente a desprestigiar todo lo que representa el Dalai Lama (incluido el mismo budismo, al relacionar este cuerpo de enseñanzas en general con prácticas oscurantistas o hacerlo de algún modo responsable de estas) hay un enorme paso que no daré. Uno puede ser crítico con un individuo o con tal y tal aspecto de una práctica humana, pero hay críticas que visiblemente se hacen con mala intención. Esas son las que yo trato de evitar. En todo reconozco que hay páginas que abordan el problema desde una perspectiva relativamente más potable, por ejemplo la de Straight.com. Pero esto no es nuevo, ya que incluso ciertas organizaciones protibetanas como el comité Canada Tibet, han dado ellas mismas a conocer algunas de estas historias. Pero aún estos artículos no pueden, porque no es su propósito, dar cuenta del enorme alcance del mensaje transmitido por el Dalai Lama y que ojalá sea más difundido y puesto en práctica.

3.4.08

Velando por el Tíbet

San José, 2008 (esta foto la tomé durante la manifestación)

El pasado lunes, a partir de la 7 de la noche, tuvo lugar en San José una manifestación de solidaridad con el pueblo tibetano y en favor del respeto a los derechos humanos en su territorio. La marcha, que fue convocada por la asociación cultural tibetano-costarricense, comenzó frente a canal 7 y pretendía terminar en la nueva embajada de China... curiosamente justo frente a la casa de nuestro presidente Arias. La mayoría de las 100 personas -calculo yo- que nos dimos cita, íbamos con una bufanda blanca y una vela, no para incendiar la choza del embajador y enseguida rendirnos, sino para simbolizar la llama de la solidaridad que sigue viva. Yo salí de mi casa sin bufanda blanca porque no tenía, pero no más llegando al punto de encuentro un buen amigo me regaló la suya en signo de amistad, tal como suelen hacerlo los tibetanos. Su gesto me pareció hermoso y desprendido porque la bufanda había sido bendecida por el Dalai Lama en persona, según me explicó. Además, fue un regalo oportuno, porque a pesar del calor del día, por la noche los alrededores de la Sabana se ponen fríos y ventosos y me sirvió para cubrirme la garganta.

Pasados unos 45 minutos bajamos de forma ordenada y pacífica por el boulevard de Rohrmoser, rumbo a la embajada china, pero no pudimos llegar hasta ella porque la policía había puesto barricadas en todas las vías de acceso. A mí eso me parece una flagrante violación a la libertad de tránsito, pero así son las cosas en este país: una de cal y otra de arena... es decir, por un lado las autoridades cierran la calle para permitir el paso de los manifestantes, pero por otro no se les deja llegar a destino. En otras épocas si se hubiera hecho una marcha a la embajada rusa para exigir respeto a los derechos humanos en ese país, habría habido una gran alharaca de parte de la Nación & Co. si algo similar hubiese ocurrido, pero ahora que nos conseguimos un socio comercial poderoso -que se dice comunista- las cosas son muy distintas: guardamos silencio; dejamos que el socio se instale convenientemente frente a la casa de nuestro presidente, y por último nos felicitamos de matar dos pájaros de un tiro al “proteger” ambas residencias con la misma guardia pretoriana. Pero ¿de qué las protegemos? me pregunto yo, si marcha más pacífica no es posible concebir.

Ante la provocación lo que hicimos fue sentarnos en la calle a la luz de nuestras candelas y nos pusimos a cantar un mantra que flotaba en el silencio de la noche con fuerza mística. De los robles del boulevard caían sobre nuestras cabezas flores rosadas en signo de respuesta. Claro, antes hubo algunas protestas verbales, pero fueron respetuosas. El único tímido insulto que oí de boca de un joven algo molesto con las barricadas me encargué yo mismo de moderarlo.

Después de un tiempo finalmente la gente se fue yendo. Cuando iba para mi carro noté que dos chinos con cara de dinámicos burócratas -sin duda de la embajada- miraban la manifestación de lejos mientras conversaban con unos policías. Seguramente ignoraban que ya nosotros nos habíamos organizado para presentar un recurso de amparo, que si bien no pretendía obtener una acción inmediata, sí busca crear un precedente a nuestro favor. Ojalá la jueces lleguen a darnos la razón. Claro, eso no resolverá nada de lo que ocurre en el Tíbet, pero al menos estamos con su sufrido pueblo.

Hasta donde sé el único medio escrito que dió cuenta de esta marcha es el Tico Times en un artículo en inglés que se puede consultar aquí.

Y a continuación otras fotos que tomé el mismo día.







De última hora:

En el sitio de la asociación tibetana han sido publicadas más fotos mías acompañadas de una pequeña nota que al parecer publicó La Nación. Par ver esa sección a partir de la página de acceso, primero hacer click en el botón "Red internacional de apoyo al Tíbet" a la izquierda de la pantalla y luego -en la página que se abre- hacer click en el botón "Vigilia del 31 de marzo" en alto de la pantalla (lo explico así porque no está activado un link directo).