Lo que es bueno para el ganso...
¿Será que los gobiernos de facto padecen de esquizofrenia? Muy curiosa resulta la situación en Honduras, donde luego de que a Zelaya le regalaran unas millas de vuelo para llevarlo a un peculiar pijama party, resulta que ahora se le requiere por varios “delitos”: “traición a la patria, atentar contra la forma de gobierno democrático, abuso de autoridad, usurpar funciones públicas y desobedecer la Constitución, todo lo cual podría traducirse en al menos 20 años de cárcel”. Por ello la Gestapo… perdón, la policía de aquel país ha emitido una “alerta migratoria” con la cual espera que Zelaya sea “capturado en cualquier país donde se encuentre y traído a Honduras para ser juzgado”, según ha declarado un tal Roy Urtecho quien funge como fiscal general adjunto (Todas las citas vienen de aquí).
De ser consecuente con su propia argumentación leguleya, al gobierno de Michelleti también se le debería juzgar por favorecimiento personal, favorecimiento de evasión, encubrimiento y quien sabe que otros delitos con nombres rimbombantes, pero que apuntarían a describir el hecho de ese gobierno canallesco facilitó la fuga de un supuesto delincuente al ponerlo en un avión y sacarlo del país. Si desde el principio pesaban sobre los hombros de Zelaya cargos tan serios entonces ¿Por qué dejarlo escapar? O sería que todo lo descubrieron después, pero en ese caso ¿Cúal fue la razón del golpe? ¿Lo del avión fue simple torpeza administrativa?
No nos engañemos, no hay tal esquizofrenia ni tal torpeza (al menos no de ese modo)… Lo que reflejan las piruetas circenses de la causa contra Zelaya es más bien la desesperación de los golpistas ante la FIRMEZA y UNANIMIDAD de la CONDENA MUNDIAL, algo que, a no dudarlo, jamás imaginaron y por ello ahora intentan desviar la atención formulando cargos que ni ellos mismos se creen. Y poco importa si gobiernos cínicos y antidemocráticos se encuentran entre los suscriptores de esa condena tal como se lamentan algunos, el hecho es que ella refleja el legítimo y profundo sentir de muchísima gente alrededor del mundo y esa es una buena noticia.
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Por cierto, dice el Código Penal hondureño en algunas artículos e incisos que mariposean en mi mente:
ARTICULO 323. Quien ofendiere al Presidente de la República en su integridad corporal o en su libertad será penado con ocho a doce años de reclusión.
ARTICULO 328. Delinquen contra la forma de Gobierno y serán sancionados con reclusión de seis a doce años, quienes ejecutaren actos directamente encaminados a conseguir por la fuerza, o fuera de las vías legales, algunos de los fines siguientes:
1) Reemplazar al Gobierno republicano, democrático y representativo por cualquiera otra forma de Gobierno.
2) Alterar la constitución de cualquiera de los Poderes del Estado, Legislativo, Ejecutivo o Judicial, o atacar su independencia.
3) Despojar en todo o en parte al Congreso, al Poder Ejecutivo o a la Corte Suprema de Justicia, de las prerrogativas y facultades que les atribuye la Constitución.
4) Variar el orden legítimo de suceder a la Presidencia, o privar al sucesor del Presidente de las facultades que la Constitución le otorga.
ARTICULO 329. Cuando los autores de estos delitos fueren funcionarios serán sancionados, además, con inhabilitación absoluta de seis a doce años.
ARTICULO 333. Se aplicará la pena de reclusión de tres (3) a cinco (5) años y multa de cincuenta mil (L.50,000.00) a cien mil lempiras (L.100,000.00) al funcionario o empleado público que:
5) Ordene, ejecute o consienta la expatriación de un hondureño.
Sin duda hay más artículos de esos que dejan pensando, pero ya me dio sueño y no me voy a quemar las pestañas estudiando derecho penal, que eso fue para mí en otra vida. Solamente remitiré al artículo de un jurisconsulto en derecho comparado que explica no solo las faltas de Zelaya, sino también las del nuevo gobierno de facto y porqué no hubo debido proceso... Ya sabemos: Lo que es bueno para el ganso... ¿Y no es de ellos que se hace el foie gras? Con razón que esto le hincha el hígado a medio mundo.
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