1.7.09

Honduras no es una isla

En todos los países siempre hay presidentes que para muchos resultan intolerables o insoportables. En el nuestro, Arias es un ejemplo y hemos tenido otros como Pacheco o Carazo. Pero el juego democrático exige apechugar mientras cumplen su mandato y solo es válido hacerles "la guerra" en el plano político. Los problemas políticos se solucionan con más y mejor política, no con ardides leguleyos y burdos montajes. Pisotear el debido proceso y sacar las tanquetas para derrocar a un presidente legítimo (aunque a su vez haya violado la constitución y cause roncha) NO es una solución viable y solo demuestra falta de imaginación, intolerancia, inmadurez y barbarie.


Lo que los golpistas hondureños y quienes los apoyan no terminan de entender, es que ya quedó muy atrás la época en que los países eran feudos aislados y que ahora a la comunidad internacional le importa mucho lo que en ellos ocurra, porque nos afecta a todos y eso nos da derecho a opinar. El mensaje que está enviando la OEA y en especial Centroamérica es clarísimo: NO queremos tener más gobiernos militares ni de facto en el área y NO estamos dispuestos a tolerar más peleles ni atropellos a las normas más elementales de la democracia. De esa manera se perfila la tónica de lo que debiera ser un siglo XXI bien encauzado y crecientemente interdependiente. Por eso hay que alcanzar una meta difícil: que Zelaya vuelva y cumpla su mandato. De todas maneras ya falta muy poco tiempo para que finalice su período. Pero por ello mismo resulta aún más incomprensible el derrocamiento, máxime que si la oposición interna es tan grande como la pintan, pues no había ninguna posibilidad real de que la encuesta programada para el domingo pasado arrojara un resultado positivo a la 4a urna y mucho menos de que a través de ella se abriera luego el portillo a la reelección.

Por eso, personalmente creo que detrás del golpe hay algo más y que lo de la violación constitucional por parte de Zelaya es simplemente un pretexto. Además, creo que el descontento popular existente se instrumentalizó desde un principio y ahora está sirviendo de biombo para que los nuevos mandamás se aferren al poder con propósitos inconfesables. O ¿Será que finalmente Zelaya es mayoritariamente apoyado por el pueblo hondureño? Visiblemente hay algo que se trata de ocultar o impedir a punta de apagones mediáticos, toques de queda, suspensión de garantías y barricadas militares dentro del territorio hondureño. En todo caso, la forma y el momento escogidos para el golpe (y no "sucesión forzada" como eufemísticamente malinformó CNN el primer día) claramente demuestran que hay mucho miedo y ante todo miedo a los mecanismos democráticos.

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Un documento claro y detallado de lo que ocurre en Honduras, nutrido por algunos comentarios muy alarmantes de gente que se encuentra en primera línea se puede leer aquí.

Un complemento de opinión nuestra se encuentra acá y acá también.

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