18.10.09

Un atropello

A mí lo que publicó ayer la periodista Giannina Segnini me dejó con los pelos de punta. Pero no me sorprendió en lo más mínimo. Los Estados Unidos tienen, sin duda, grandes virtudes, pero lamentablemente una parte significativa de su sistema cultural está muy impregnado de valores -si es que se pueden llamar así- violentos y deshumanizados. Eso no solo se muestra de manera ostensible en un productos culturales tan eficaces como el cine, sino que ha sido una constante histórica desde que los primeros colonos se implantaron ahí con el firme propósito de no solo desplazar a los indígenas, sino de liquidarlos físicamente. A partir de ese momento, la historia de ese país ha multiplicado los ejemplos de violencia extrema, tanto al interior de sus fronteras como al exterior, en guerras despiadadas y también mediante actitudes sumamente arrogantes hacia todo lo que ni siquiera se toman la molestia de tratar de comprender.

Pero para volver al artículo, es muy lamentable que esto le suceda ya no solo a una compatriota, sino a cualquier persona, independientemente de su nacionalidad. Ojalá este asunto trascienda a través de canales diplomáticos y mediáticos y sirva, aunque sea en una ínfima medida, a mejorar las cosas y también para desmitificar, en la mente de los ingenuos, muchas de las supuestas bondades que ofrece ese país.

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