17.9.06

Teléfono chocho

Sobre el polémico discurso papal en la Universidad de Ratisbona

¿De qué se indignan los musulmanes? Hasta donde veo el Papa sencillamente estaba hilvanando un discurso muy teológico sobre la relación entre fe y razón. Como punto de partida citó un viejo escrito del emperador bizantino Manuel II Paleólogo en el que relataba sus discusiones con un erudito persa. El emperador le hizo al erudito una pregunta que el mismo Papa califica de sorprendentemente brusca: “Muéstrame lo que Mahoma a aportado de novedoso, no encontrarás más que cosas malas e inhumanas, como el derecho a defender por la espada la fe predicada”. La frase sacada de su contexto puede parecer tendenciosa y gratuita, pero dentro del texto papal no es más que la estación inicial para desarrollar un discurso mucho más basto y rico que ni siquiera está destinado a tomar una posición particular con respecto al islam.

Encuentro mucha precipitación y hasta mala fe de parte de los musulmanes que han salido a hacer tanta alaraca con este asunto. Además, los que han acudido a la violencia no han hecho más que hacer un poquito realidad la prejuiciada concepción expresada por el emperador bizantino (y no es porque el Papa la haya citado que necesariamente la está avalando, sobre todo en el contexto de un discurso académico). Pero aquí hay que tener mucho cuidado con las amalgamas: el islam no es el islamismo, así como el catolicismo actual no es el de los cruzados ni el de la inquisición. Y hay que cuidarse también de no caer en el juego de los “cabezas calientes” que por un motivo u otro quieren sacar provecho político y religioso del malentendido.

El asunto me recuerda sobre todo aquel juego infantil del “teléfono roto”: un grupo de niños sentados en círculo se pasan de boca en boca un mensaje. Cuando el mensaje llega al emisor ha cambiado radicalmente en su forma y hasta en su contenido. Ese juego en francés se llama curiosamente “teléfono árabe”. Aplicado a este caso cabría llamarlo con irónica propiedad “teléfono musulmán”.

Lo mejor para aplacar estos malentendidos es siempre ir a la fuente y la fuente está en el sitio internet del Vaticano donde se puede leer el discurso papal. Quedarse con lo que la prensa ha dicho es ampliamente insuficiente porque la misma prensa ha sido víctima de la adulteración del mensaje y con ello el problema no ha hecho más que agravarse, a pesar de las disculpas papales sobre un asunto acerca del cual, en el fondo, no tendría por qué disculparse.

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