21.11.07

Meditaciones rebeldes

Guachipelín, 2007

Desde hace años trato de meditar todos los días. Comencé con unos cuantos minutos pero con el tiempo he ido aumentando los períodos y hoy suelo meditar de hora y media a dos horas diarias. Algunas veces he asistido a retiros de meditación de duraciones variables, pero en ciertas oportunidades he llegado a pasar hasta cinco días seguidos en estado de absorción. ¿Por qué y para qué lo hago­? Bueno, esa es una pregunta fácil y difícil a la vez. La respuesta fácil es que he descubierto que me hace bien, que me serena, que me permite ser un poco más lúcido, más tolerante, más paciente, más comprensivo y compasivo. La parte difícil es explicar que lo hago porque tengo fe en que es un modo de llegar al “despertar” o “iluminación”. Y es que mi meditación es de tipo budista Zen... Me considero budista... Al menos trato de serlo porque creo firmemente en la enseñanza budista, formalmente soy parte de una comunidad de ese tipo y hasta tengo una Maestra que es depositaria de conocimientos muy antiguos que se han transmitido de maestro en discípulo desde hace 2500 años cuando surgió el Buda Sakyamuni. Entonces mi meditación es religiosa, aunque el budismo sea una religión no teísta ya que para nosotros no hay necesariamente un Dios. "El Buda" fue sencillamente un hombre que hizo un importante descubrimiento y entonces, al verlo así, trató de comunicarlo y por ello se convirtió en maestro. "El Buda" quiere sencillamente decir “el despierto” y como despiertos puede haber muchos, también puede haber muchos Budas. Y digo que ésta es la parte difícil de explicar porque la verdad no sé si es muy explicable. Puedo enunciar estas cosas, pero no puedo transmitirlas porque la fe en algo solo cada cual la puede encontrar y vivir.

Fe, duda y determinación se consideran los tres pilares del Zen. Entre los primeros dos términos parece haber una contradicción, pero eso es así solo si lo vemos las cosas de un modo relativo. Al englobarlas en un todo esas oposiciones desaparecen. Ahora bien, estos se consideran los pilares porque se dice que una meditación basada en ellos conduce a la iluminación que es algo que puedo aún menos explicar porque no la he vivido. Pero sí puedo decir que con el tiempo “me han ido cayendo” cierto número de valiosas “pesetas”. Son como destellos de comprensión que aparecen de pronto en el espacio de mi intuición mientras medito y que me sirven luego de un modo práctico para llevar mi vida cotidiana.

Sería muy largo ponerme a explicar de qué cosas se trata y además pienso que de todos modos es bastante inútil, porque creo que son auto-enseñanzas hechas a la medida de mi ignorancia y por ello en principio solo a mí me servirían. Sin embargo, hoy sí quisiera compartir la última que tuve -si es que se puede considerar una- porque contrariamente a otras, ésta me resulta a la vez comprensible pero un tanto misteriosa, como si tuviera significados insospechados que tal vez ustedes puedan discernir y comentar. El chispazo me vino bajo la forma de una clara voz interior que irrumpió en mi mente con la fuerza de quien sella un documento y dice simplemente así:

“Para ser rebelde hay que ser alguien”

Es curioso porque en ese momento, ni antes tampoco, estaba yo pensando en la rebeldía o en cosa semejante. Entiendo de esa frase que el derecho a ser rebelde, a verse como una persona que va a contracorriente es algo que se gana o se merece de algún modo, pero en qué medida y cómo se llega a ser “alguien” me resulta como un acertijo y sospecho que ese “alguien” tiene un hondísimo significado que ni siquiera vislumbro. Además, ¿Rebelde cómo? o ¿En qué? ¿Con qué propósito? ¿El famoso "rebelde sin causa" es alguien que paradójicamente no ha llegado a ser alguien? ¿Es alguien cuyo modo de pensar o conducta no está informado en lo que significa SER? ¿Qué solo critica, se queja o berrea sin jamás proponer? ¿Es la construcción de una propuesta el camino para ser alguien? ¿Es la rebeldía la única forma de verdaderamente ser? ¿Tiene importancia ser alguien o bien ser rebelde? No parecería, de acuerdo a esta frase, que se es alguien porque precisamente se sea rebelde de forma previa. A menos de que se entienda todo lo contrario: que en este mundo impersonal y uniforme la rebeldía consista precisamente en ser alguien.

En fin, tal vez para ustedes sea una frase sin ningún sentido producto de una mente adormecida, quizás "tostada" por las prácticas de concentración, o tal vez no; o bien puede que les resulte una frase con un sentido evidente que nada más viene a descubrir el agua tibia. En en todo caso: ¿Qué les sugiere?

PS: Me voy de paseo por unos días, así que no se extrañen si no contesto pronto a sus eventuales comentarios.

2 comentarios:

Aguila Diurna dijo...

Informativo tu post, gracias por compartir tus vivencias y experiencias de paso déjame felicitarte por la constancia y dedicación a tu práctica.
He escuchado las voces de las que hablas y les doy el crédito de transformadoras revelaciones.
Lo que los demás te podamos decir sobre ese llamado es irrelevante. Estimo que tu sabrás extraer el mensaje de tu alma.
Un besito y felíz descubrimiento.

Eugenio García dijo...

Matilde, te agradezco mucho el comentario. Estás en lo cierto. Esos "llamados" solo yo los puedo desentrañar. Un abrazo.