22.11.07

El bandido

De nada sirvieron el alambre navaja, la reja y la alarma. El bandido, sin que yo supiera cómo, se descolgó ayer del barranco que da al cañón del Virilla y se metió por el patio trasero. Yo estaba en la oficina y cuando lo vi ya iba por la terraza. El sigilo de sus pasos de pluma lo hacía caminar de un extraño modo, casi como si flotara. Venía con antifaz dispuesto a todo. De un brinco me levanté y me fui a buscar mi arma. Con rapidez la cargué y me parapeté cerca de la cocina. El bandido entretanto había llegado hasta la sala. Yo sentía su presencia aunque no podía mirarlo. Con sumo cuidado me asomé a la estancia y pude entonces ver su sombra. Me asomé un poco más y finalmente vi lo que hacía: Husmeaba en silencio y observaba la colección de cuadros de Inés con interés. Sin embargo yo sabía que iba a seguir su recorrido, así que retrocedí unos pasos y me acuclillé en lo alto de la escalerita que da a la cocina. Levanté mi arma y me coloqué en posición de tiro, poniendo el ojo en la mira y el dedo en el gatillo. Unos segundos más y el bandido estaría a mi alcance. Esperé. Mi corazón latía acelerado. Tal como lo había previsto el bandido avanzó hacia donde yo me encontraba y antes de que pudiera verme disparé sin piedad. Lo había capturado infraganti y quedó así:


Atontado por el flash se dejó tomar una segunda foto y finalmente huyó por donde había venido.

4 comentarios:

Aguila Diurna dijo...

Que aventura para cazar a tu bandido!
Me encantó Eugenio!

Anónimo dijo...

jaja, esta demasiado bueno! "con antifaz y todo" :-P

Tartaruga dijo...

jajjajaajajjaja, que lindo!!!

Silvia Piranesi dijo...

jajajjajjajajajajajjaja
buenísimo!!!!

ya decía yo... "quime con un arma?..."