Cracks
Sospecho que esa obsesión que siempre ha tenido la humanidad por los campeones en tal actividad o deporte, los reyes en tal otra… los monarcas, los paladines, las fichas, y los ahora llamados “cracks”, pero que en la época actual es más que una obsesión para convertirse en un monstruoso show y en un “business”, está muy relacionada con tres cosas principalmente: Primero, con la aspiración cuasi universal a destacarse como singular e irrepetible; segundo con el consecuente deseo de triunfo a costa de los demás y en contra de los demás; y tercero, con el fantasma del fracaso siempre al acecho. Esos tres factores, que en un mundo moderno ultramediatizado y globalizado, adquieren estatus de emperadores absolutos bajo los cuales se pliega el ser humano, tienen una raíz común: el ego. Es como si el "crack" tuviera el poder de alcanzar todo lo que quisiéramos ser y no llegamos a lograr. El "crack" es una promesa cumplida por interpósita persona, es un ente real con el cual nos identificamos virtualmente. El crack es un improbable alter ego y también una droga, como lo es el otro crack... el crack es el nuevo opio de los pueblos.
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