31.3.08

Tíbet: Su dolor, mi verguenza

Tang Danhong (nacida en 1965) es una poeta y directora de documentales de Chengdu, Sichuan. Ella ha hecho varios documentales en y sobre el Tíbet desde 1990. Ella escribió el siguiente texto y hace unos días lo publicó en su propio blog (alojado fuera de China) traducido parcialmente por China Digital Time http://chinadigitaltimes.net/

Tan Danhong se mudó a Israel desde Chengdu en 2005, y está actualmente enseñando idioma chino en la Universidad de Tel Aviv.


… Por más de una década, yo he entrado frecuentemente a Tibet y a menudo me quedé allí por largo tiempo, viajando o trabajando. Yo he conocido toda clase de tibetanos, desde los jóvenes de las calles, artistas populares, pastores de las praderas, doctores en atención primaria de salud en las aldeas de las montañas, hasta funcionarios comunes en agencias del estado, vendedores callejeros en Lhasa, monjes y limpiadores en los monasterios, artistas y escritores.

Entre aquellos tibetanos que he conocido, algunos francamente me dijeron que Tíbet era un pequeño país varias décadas atrás, con su propio gobierno, líder religioso, moneda y milicia; algunos se quedaban en silencio, con un sentido de impotencia, y evitaban conversar conmigo, una china Han, temerosos de un tema delicado. Algunos piensan que no importa lo que pasó, es un hecho histórico que chinos y tibetanos tenían una larga historia de intercambios entre ellos, y la relación debía ser cuidadosamente mantenida de ambos lados. Algunos estaban enojados por el proyecto del ferrocarril y porque sus calles se llamaban “Calle Beijing”; “Calle Jiangsu”; “Calle Sichuan-Tibet”; pero otros lo aceptaban felizmente. Algunos dicen que ustedes (chinos Han) invierten millones en Tíbet pero ustedes también tenían cuanto querían e incluso más; algunos dicen que ustedes invierten en el desarrollo pero que también destruyen, y lo que ustedes destruyen es exactamente lo que nosotros guardamos como un tesoro.

Lo que quiero decir aquí es que no importa cuán diferente sean estas personas, ellos tienen una cosa en común: ellos tienen su propia visión de la historia, y una profunda creencia religiosa.

Cualquiera que ha estado en Tíbet, debe haber sentido esa creencia religiosa entre los tibetanos. En realidad, muchos estaban conmovidos por eso. Tal actitud se ha mantenido a través de su historia, y se expresa en su vida diaria. Este es un valor muy diferente, especialmente comparado con aquellos chinos Han que no tienen creencias, y ahora veneran el culto al dinero. Esta creencia religiosa es lo que los tibetanos cuidan como lo máximo. Ellos proyectan su creencia hacia el Dalai Lama como una persona religiosa.

Para cualquiera que ha estado en Tíbet, no debe ser extraño ver la “común escena tibetana”: ¿Hay algún tibetano que no lo venere (al Dalai Lama)? ¿Hay algún tibetano que no quiera colgar su foto en su propio altar? (Esas fotos son pasadas de contrabando desde el exterior, copiadas secretamente y agrandadas, no como aquellos retratos de Mao impresos por el gobierno que nosotros los chinos Han una vez tuvimos colgados). ¿Hay algún tibetano que quiera irrespetar verbalmente al Dalai Lama? ¿Hay algún tibetano que no quiera verlo? ¿Hay algún tibetano que no quiera regalarle una khata (bufanda blanca de bienvenida)?

En lugar de aquellas voces que los gobernantes quieren escuchar, ¿hemos escuchado alguna vez las voces plenas y reales de los tibetanos? Aquellos chinos Han que hemos estado en Tíbet –no importa si altos oficiales, funcionarios de gobierno, turistas o gente de negocios, ¿hemos escuchado sus voces reales, las que son silenciadas pero todavía hacen eco en todos los lugares?

¿Cuál es la verdadera razón por la que todos los monasterios en Tíbet, tienen prohibido colgar la foto del Dalai Lama? ¿Cuál es la verdadera razón de que todas las unidades de trabajo tengan oficiales para chequear cada familia y castigar a los que colgaron su foto? ¿Cuál es la verdadera razón por la que el gobierno detiene a toda la gente o a todos los creyentes en su camino de peregrinaje en todos los días de celebración religiosa” ¿Cuál es la razón por la que la policía excluye a los empleados del gobierno por tener hijos estudiando en Dharamsala? ¿Cuál es la razón por la cual, en todos los tiempos sensibles, los oficiales del gobierno sostienen reuniones en monasterios para forzar a los monjes a prometer “apoyo al liderazgo del Partido” y “No tener relaciones con la camarilla separatista del Dalai Lama? ¿Cuál es la razón por la que nosotros rechazamos negociar, y constantemente solemos deshumanizar el lenguaje para humillarlo?

Después de todo, ¿no es esa la misma razón para reforzar la “común escena tibetana” haciendo este símbolo de nacionalidad más sagrado? ¿Por qué no podemos sentarnos con el Dalai Lama quien ha abandonado los llamados por “independencia” y ahora defiende un “camino medio” y negociamos con él con sinceridad, para lograr “estabilidad” y “unidad” a través suyo?

Porque la diferencia de poder entre los dos lados es muy grande. Nosotros somos demasiados, demasiado poderosos: aparte de las armas y el dinero, y la destrucción cultural y la violación espiritual, nosotros no conocemos otras maneras de lograr “armonía”.
………

Este grupo de gente cree en el budismo porque ellos creen en la causa y el efecto y en la reencarnación, se oponen a la ira y al odio, desarrollan una filosofía que los nacionalistas Han nunca serán capaces de entender. Muchos monjes tibetanos amigos, justo el tipo de “monjes alborotadores” que están en los monasterios, me explicaron su visión sobre la “independencia”: “en efecto, nosotros bien podemos haber sido étnicos Han en una previa encarnación, y en nuestra próxima encarnación podríamos volver a ser étnicos Han. Y algunos étnicos Han bien pueden haber sido tibetanos en una vida previa y pueden volver a serlo en su próxima vida. Extranjeros o chinos, hombres o mujeres, amantes o enemigos, la reencarnación no tiene fin. Mientras la rueda gira, los estados nacen o mueren, por lo tanto ¿qué necesidad hay para la independencia?” Esta clase de religión, esta clase de creyente, ¿puede uno pensar que sería fácil de controlar? Sin embargo hay una paradoja aquí: si uno los quiere hacer renunciar al deseo de la independencia, entonces uno debe respetar y proteger su religión.
……..

No mucho tiempo atrás, yo leí anuncios de algunos radicales tibetanos sobre un foro sobre el Tíbet en línea. Estos anuncios decían bruscamente: “Nosotros no creemos en el budismo, nosotros no creemos en el karma. Pero nosotros no hemos olvidado que somos tibetanos. Nosotros no hemos olvidado nuestra patria. Nosotros ahora creemos en la filosofía de uds. chinos Han: “¡El poder viene del cañón de una escopeta! ¿Por qué uds. chinos Han vinieron a Tíbet? Tíbet pertenece a los tibetanos. ¡Fuera de Tíbet!”

Por supuesto que detrás de esos anuncios, hay un sobrecogedor número de anuncios de “patriotas” Han. Casi sin excepción, esas respuestas están llenas de palabras tales como “¡Mátenlos!” “¡Aniquílenlos!” “¡Límpienlos con sangre!” “¡El Dalai es un mentiroso!”; esas “pasiones” de los adoradores de la violencia con la que estamos tan familiarizados.

Cuando leo esos anuncios, me siento muy triste. Entonces esto es karma…

La semana pasada, después de colgar el teléfono sin poder localizar a nadie del otro lado, cuando me topé con la censura en la información causada por el bloqueo de Internet, siquiera yo creo que Xinhua (la agencia oficial de noticias china) ha dicho, (extrañamente yo creo esta parte): Hubo tibetanos que incendiaron comercios y mataron a esos pobres inocentes chinos Han que estaban ganándose la vida. Y todavía me siento extremadamente triste.

Pero la cuestión es desde cuándo están plantadas esas semillas. Durante los tiroteos de 1959, durante la masiva destrucción de la Revolución Cultural; durante la represión de 1989; durante el tiempo en el que pusimos al Panchen Lama bajo arresto domiciliario y lo reemplazamos con nuestro propio títere; durante esas incontables reuniones políticas y confesiones en los monasterios; o durante el tiempo cuando una monja de 17 años fue baleada en la magnífica montaña, sólo porque ella quería ver al Dalai Lama.

O durante numerosos momentos que parecen triviales pero que nos hacen avergonzar: yo estaba avergonzada cuando veía a los tibetanos comprar pescado vivo a los vendedores de pescado Han, en la calle y ponerlos de vuelta en el río Lhasa; yo estaba avergonzada cuando veía más y más mendigos Han en las calles de Lhasa, incluso los mendigos saben que es más fácil mendigar en Tíbet que en otras áreas Han; yo me sentía avergonzada cuando veía aquellas horribles cicatrices por las minas en las montañas sagradas a la luz del sol en la mañana; yo me sentía avergonzada cuando escuchaba a la élite de chinos Han, quejarse de que el Gobierno chino ha invertido muchos millones de yuan, que la política económica favorece a los tibetanos, y que el PBI ha crecido muy rápido, entonces “¿qué más quieren estos tibetanos?”

¿Por qué no pueden entender que la gente tiene diferentes valores? Mientras uds. creen en el lavado de cerebro, el poder de un arma y del dinero, hay una creencia espiritual que ha estado en sus mentes por miles de años y no puede ser arrasada. Cuando uds. se reivindican a sí mismos como “salvadores de los tibetanos de la sociedad esclavista”, yo estoy avergonzada por su arrogancia y sus engaños. Cuando la policía militar con sus armas pasa a mi lado en las calles de Lhasa, y cada vez que estoy allí veo hileras y más hileras de bases militares… sí, yo, una china Han, me siento avergonzada.
……

Lo que me hace sentir más avergonzada es la “patriótica mayoría”. Ustedes son los decadentes de Qinshi Huandi quien conoce sólo la conquista matando; ustedes son los chovinistas que dominan al débil por la fuerza; ustedes son los cobardes que se esconden detrás de las armas y recogen a las víctimas tiroteadas; ustedes sufren del síndrome de Estocolmo; ustedes son los locos sedientos de sangre de una cultura “avanzada” de cortar despacio y castración. Ustedes son las mentes enfermas desplegando la bandera “patriótica”. Yo los miro con desprecio. Si ustedes son chinos Han, yo estoy avergonzada de ser una de ustedes.

Lhasa está bajo fuego, y hay disparos en las áreas tibetanas de Sichuan y Qinghai. Incluso yo creo esto, en efecto yo creo esta parte de los hechos. En esos anuncios “patrióticos” en los que se grita: “¡Mátenlos!”, “¡Aniquílenlos!”, “¡Límpienlos con sangre!”; “¡El Dalai es un mentiroso!” yo vi la imagen en el espejo de esos tibetanos radicales. Déjenme decirles que ustedes (“jóvenes patrióticos”) son chovinistas Han que han destruido miles de años de amistad entre los Han y el pueblo tibetano; ustedes son los principales contribuyentes al odio entre los grupos étnicos. Ustedes no apoyan mucho a la autoridad; en cambio, ustedes están en efecto “apoyando en gran medida” la “independencia tibetana”.

El Tíbet está desapareciendo. El espíritu que lo hace bello y pacífico está desapareciendo. Se está convirtiendo en nosotros, convirtiendo en lo que no se quería convertir. ¿Qué otra chance tiene cuando enfrenta la preocupación de ser enajenado? Mantener su tradición y cultura, y revivir su antigua civilización; o cometer actos de suicidio que sólo sumará a los sangrientos nacionalistas Han, vergonzosa gloria?

Sí, yo amo Tíbet. Yo soy una china Han que ama Tíbet, sin importar si es una nación o una provincia. Personalmente me gustaría pertenecer a la misma gran familia que los tibetanos. Yo abrazo relaciones que vengan auto seleccionadas y en pie de igualdad, no controladas o forzadas, tanto entre personas como entre naciones. No tengo interés en sentirme “poderosa”, o hacer que otros te teman o que se sientan obligados a obedecerte, tanto personas como naciones, porque lo que está detrás de tal “sentimiento” es verdaderamente vergonzoso. Yo dejé Tíbet varios años atrás, y extrañarlo se ha convertido en parte de mi vida diaria. Yo quiero volver a Tíbet, como una bienvenida china Han y disfrutar una amistad real como una vecina de igual condición o un miembro de la familia.


Por Tang Danhong
21 de marzo de 2008

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