Escollos (segunda manita)
No muy contento de la precisión de mi antepenúltimo post vuelvo a la carga para pulir la idea, aún a riesgo de hacerlo bajo el efecto embrutecedor de los fármacos que tomé estos días para combatir las fiebres del fin de semana pasado. Calenturas, que a no dudarlo, de por sí me quemaron un buen paquete de neuronas.
Los grandes problemas de este país surgieron hace como treinta años, cuando se comenzó a menoscabar su modelo social de desarrollo y en su lugar se quiso instaurar un modelo más liberal. Eso obedeció en parte a una mala coyuntura económica y geopolítica internacional, pero también a las presiones de diversos organismos financieros externos. Ambas circunstancias fueron utilizadas por los sectores más liberales de nuestra sociedad para asentar su poder económico y político. Como resultado se profundizó la brecha entre clases, se dificultó la movilidad social y la clase media tendió a debilitarse. Globalmente la fractura social se hizo entonces muy grande y en ese contexto las dos grandes encrucijadas de los últimos años: combo del ICE y TLC, no representan más que los tiros de gracia que se le ha querido dar a aquel modelo social nacido de la guerra civil del 48.
Ahora bien, actualmente ni los proponentes del TLC, ni sus opositores, son lo suficientemente fuertes para imponer su visión por las vías legislativas usuales sin desatar una tormenta social. A eso me refería cuando decía que la consulta denotaba básicamente un vacío de poder. Pero tal vez ahí no fui lo suficientemente preciso. Habría que hablar más bien de un callejón sin salida que no habríamos conocido si no hubiéramos perdido el rumbo que llevábamos tiempo atrás. Personalmente no imagino a ninguno de los grandes forjadores de la tercera república negociado un TLC en los términos en que se hizo, lo que sin duda nos habría evitado el referendo. Pero ya que la realidad es otra hay que asumirla. Ahora solo el pueblo puede decidir y eso me parece fantástico. ¿Qué otro pueblo en América Latina ha sido consultado sobre la conveniencia de un TLC? Creo que seremos el único caso. Pero eso no puede hacer olvidar que la materia es tan compleja y de consecuencias tan impredecibles, que parece desproporcionada con respecto a nuestras habilidades para pronunciarnos certeramente de forma mayoritaria. ¿Cuántos de los que votarán SI lo harán midiendo libremente todas las consecuencias y no porque sus patrones o el “cocowash” publicitario les dicen que deben votar así? ¿Cuántos de los que votarán NO lo harán por verdaderos motivos y no por muchos de los mitos que se han creado con respecto al TLC? Me temo que las suma resulte tan significativa en ambos casos que su ecuación sea la que por fin dirima el conflicto. Una verdadera lotería, o ruleta rusa, sirviendo de corolario a treinta años de políticas neo liberales.
Es claro que sea lo que sea que surja de esta encrucijada, deberemos hacer lo imposible por profundizar la democracia en este país y plantearnos vías de desarrollo que no excluyan lo social de sus agendas, porque si bien ya vivimos signos nefastos de deterioro generalizado, peor será aún nuestro destino sino se logra controlar la fuerte presión de la marmita social.
Creo que esto ya lo conté por ahí: un día hablando con uno de los “notables”, gran allegado de la familia, me dijo que si ellos habían insistido tanto en lo de la agenda paralela de desarrollo, era para significar que el TLC por sí solo llevaría al hundimiento de este país. Miedo infundado dirán los que siempre nos prodigan con su gran confianza. No sé, tal vez no tanto, pero ahora que otro gran notable se pronunció por el SI quiero referir esa conversación para señalar que aún entre ellos, los notables, puede haber grandes diferencias de apreciación sobre el significado del TLC. Tomemos en cuenta todas las voces para dar nuestro voto en la consulta que se avecina a grandes pasos.
Los grandes problemas de este país surgieron hace como treinta años, cuando se comenzó a menoscabar su modelo social de desarrollo y en su lugar se quiso instaurar un modelo más liberal. Eso obedeció en parte a una mala coyuntura económica y geopolítica internacional, pero también a las presiones de diversos organismos financieros externos. Ambas circunstancias fueron utilizadas por los sectores más liberales de nuestra sociedad para asentar su poder económico y político. Como resultado se profundizó la brecha entre clases, se dificultó la movilidad social y la clase media tendió a debilitarse. Globalmente la fractura social se hizo entonces muy grande y en ese contexto las dos grandes encrucijadas de los últimos años: combo del ICE y TLC, no representan más que los tiros de gracia que se le ha querido dar a aquel modelo social nacido de la guerra civil del 48.
Ahora bien, actualmente ni los proponentes del TLC, ni sus opositores, son lo suficientemente fuertes para imponer su visión por las vías legislativas usuales sin desatar una tormenta social. A eso me refería cuando decía que la consulta denotaba básicamente un vacío de poder. Pero tal vez ahí no fui lo suficientemente preciso. Habría que hablar más bien de un callejón sin salida que no habríamos conocido si no hubiéramos perdido el rumbo que llevábamos tiempo atrás. Personalmente no imagino a ninguno de los grandes forjadores de la tercera república negociado un TLC en los términos en que se hizo, lo que sin duda nos habría evitado el referendo. Pero ya que la realidad es otra hay que asumirla. Ahora solo el pueblo puede decidir y eso me parece fantástico. ¿Qué otro pueblo en América Latina ha sido consultado sobre la conveniencia de un TLC? Creo que seremos el único caso. Pero eso no puede hacer olvidar que la materia es tan compleja y de consecuencias tan impredecibles, que parece desproporcionada con respecto a nuestras habilidades para pronunciarnos certeramente de forma mayoritaria. ¿Cuántos de los que votarán SI lo harán midiendo libremente todas las consecuencias y no porque sus patrones o el “cocowash” publicitario les dicen que deben votar así? ¿Cuántos de los que votarán NO lo harán por verdaderos motivos y no por muchos de los mitos que se han creado con respecto al TLC? Me temo que las suma resulte tan significativa en ambos casos que su ecuación sea la que por fin dirima el conflicto. Una verdadera lotería, o ruleta rusa, sirviendo de corolario a treinta años de políticas neo liberales.
Es claro que sea lo que sea que surja de esta encrucijada, deberemos hacer lo imposible por profundizar la democracia en este país y plantearnos vías de desarrollo que no excluyan lo social de sus agendas, porque si bien ya vivimos signos nefastos de deterioro generalizado, peor será aún nuestro destino sino se logra controlar la fuerte presión de la marmita social.
Creo que esto ya lo conté por ahí: un día hablando con uno de los “notables”, gran allegado de la familia, me dijo que si ellos habían insistido tanto en lo de la agenda paralela de desarrollo, era para significar que el TLC por sí solo llevaría al hundimiento de este país. Miedo infundado dirán los que siempre nos prodigan con su gran confianza. No sé, tal vez no tanto, pero ahora que otro gran notable se pronunció por el SI quiero referir esa conversación para señalar que aún entre ellos, los notables, puede haber grandes diferencias de apreciación sobre el significado del TLC. Tomemos en cuenta todas las voces para dar nuestro voto en la consulta que se avecina a grandes pasos.
6 comentarios:
Ya varias veces he leído tus textos sobre el TLC y no pongo comentarios. Tu posición me parece neutral, y no consigo definir si estás en contra o a favor. Abrazo!
No importa tanto si me pronuncio a favor o en contra (aunque creo que mi posición es claramente un NO, tal como aparece en la imagen de la derecha), más me interesa escarbar un poco al lado y por allá lejos a ver qué aparece. Alrededor de este referendo hay muchas cosas que no vemos y sin embargo están ahí. Abrazo.
Aporta mucho tu comentario y me parece muy valioso.
Va enlazado para el pez.
Tenes razon..saludos!
Necesito "hablarte", Quimera...¿ me podés escribir a mi correo?
juliaa@racsa.co.cr
Gracias
Gracias por el link Julia, ahí te envié un mail.
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